Ibagué en 15 retratos.
Esta serie es un proyecto de creación artística que busca capturar, en una serie de 15 fotografías, la presencia de la música en todas las etapas de la vida de los ibaguereños.
Desde el primer latido en el vientre materno, pasando por la niñez, juventud, adultez y la vejez, hasta la memoria póstuma, la música se presenta como un hilo invisible que conecta a la ciudad y sus habitantes, reafirmando su identidad como Ciudad Musical de Colombia.
La serie es un recorrido visual por diferentes espacios y contextos, retratando tanto a músicos profesionales como a aficionados, estudiantes, y ciudadanos que viven la música como parte esencial de su cotidianidad.
En un acto de memoria cultural, ésta exposición destaca cómo la música en Ibagué no pertenece a una etapa específica, sino que acompaña toda la vida y trasciende generaciones.
Laura Daniela Castillo

En Ibagué, la música empieza antes de nacer, en ese espacio tibio donde aún no existe el lenguaje, las melodías suaves y rítmicas son la primera caricia del mundo: un eco que anuncia que la vida, desde su origen, es una melodía eterna donde el vientre materno se convierte en el primer salón de conciertos.
Victoria Fuentes

En nuestra infancia, cuando todo es descubrimiento, la música se convierte en una interconexión mágica. Entre manos pequeñas, cualquier sonido es creación y la inocencia encuentra en las notas un idioma propio para nombrar lo que todavía no sabe decir.
Emilio Jurado Ávila

La curiosidad crece, y con ella la necesidad de explorar instrumentos que parecen más grandes que quien los toca. En cada tecla presionada se abre una puerta, y el niño que juega se transforma sin saberlo en un guardián de la tradición musical de Ibagué.
Silvana Quintero Aristazabal

Al comenzar la adolescencia, la música se vuelve refugio y afirmación. Entre flores, sueños y arte, aparecen como un puente que conecta la belleza del mundo con la fuerza interior que comienza a despertar.
Joel Morales Tique

La pasión fluye en quienes dedican su talento al estudio y la disciplina. En cada ensayo, en cada soplo que vibra dentro de un instrumento, transformándolo en una confesión sonora, como una extensión de su propia voz.
Samuel David Alvis Amaya

La juventud camina con ritmo propio. El soñador que aprende, escucha, improvisa y crea, lleva en su mirada el entusiasmo de quien sabe que la música es también puerta hacia la libertad y hacia futuros que apenas empiezan a delinearse.
Daniel Felipe Guzmán

En los escenarios vibrantes, la energía se desborda. La música se convierte en fuego, en rebeldía, en identidad. Los jóvenes que rasgan cuerdas y desafían silencios dejan claro que la Ciudad Musical no solo preserva tradición: también late al compás de lo nuevo.
Fabián Andrés Ampudia Quiñones

En las calles y plazas, entre transeúntes y memoria arquitectónica, la música se hace testigo vivo del día a día. Allí, un instrumento elevándose contra el cielo recuerda que en Ibagué el arte no necesita escenario: lo encuentra en cualquier esquina llevando lo cotidiano a lo eterno.
Adriana Alejandra Moreno Galindo

La vida adulta trae responsabilidades, pero también la posibilidad de elegir la música como oficio o compañía eterna. El tiple se vuelve compañero de ruta, cómplice de historias contadas bajo el sol como una nota en el paisaje.
Camilo Tovar

El oficio del músico profesional vibra con fuerza en cada golpe de percusión. La experiencia marca el compás, y cada sonido refleja años de dedicación y amor por un lenguaje que nunca deja de renovarse.
Edna Boada

En la intimidad de la artista, el piano es confesionario y espejo. Las cuerdas y el metal guardan secretos que solo revelan a quien se sienta con paciencia y humildad ante su inmensidad sonora.
Victoria Eugenia Noreña Duque

La madurez transforma la música en un viaje más calmado, más sabio. En manos de quienes han vivido suficiente para entender el valor de la pausa, cada acorde se convierte en un recordatorio de que la vida también se toca despacio.
Roberto Florez Mendoza

El músico se encuentra en la memoria colectiva. Su presencia en los espacios públicos reafirma que la ciudad respira música, que la identidad cultural no está guardada en teatros, sino en la piel misma de nuestra Ibagué.
Reynaldo Murillo Cruz

Incluso cuando la vida parece detenerse, la música continúa. Marcando el paso de los años, la batuta se convierte en compañía fiel, en un hilo delicado que une recuerdos con sueños, sosteniendo aquello que el tiempo intenta desvanecer.
Garzón y Collazos

Y más allá del último aliento, la música permanece. En estatuas, monumentos, partituras y gestos congelados en la memoria, Ibagué honra a quiénes hicieron de sus vidas un legado sonoro. Porque la ciudad entera es un instrumento que nunca deja de resonar. ES UNA MELODÍA INFINITA.